jueves, 8 de marzo de 2007

Justicia, derechos humanos y dramas personales




Esta tarde, desapacible y lluviosa, se ha celebrado, en la rectoría de la URL, un cineforum donde se ha expuesto el marco legal, historico, sociologico y humano de la historia, por desgracia real, tomada como argumento en la controvertida película de Manuel Huerga; Salvador Puig-Antich, la detención, proceso y sentencia del último condenado a garrote por el franquismo. Ha sido una jornada interesante y emocionante, impresionaba la presencia de las hermanas del homenajeado, una de ellas entre los conferenciantes, junto con un profesor de historia y el desde hace ya mas de 30 años y hasta hace poco abogado encargado del caso, un discurso impresionante y envolvente por parte de este. Tampoco voy a olvidar esos minutos de silencio contenido tras haberse pasado algunos trailers de la película de los últimos minutos antes del desgarrador final, el revivir otra vez la agonía de un joven indefenso pero con ganas de vivir, hizo que nadie nos atreviésemos a respirar...

De todo esto y de mis conclusiones personales lo que veo es el espíritu rebelde e inconformista de aquel chiquillo, como el de tantos otros nacidos del mayo del 68 ahogados en una sociedad rígida, firme y conservadora, que por su deseo de ver una clase obrera mas libre, poco podía imaginarse que acabaría como acabó. Un episodio en el que no hay héroes, solo víctimas y mártires, donde a mi modo de ver pagaron el pato los que menos culpa tenían; empezando por un joven que decidió ser policía y que me atrevería a decir que en esos días estaría ilusionado, pensando mas en su próxima boda que nunca se celebraría a causa de un tiroteo, resultado de un intento de detención muy mal planificada de aquellos que se autoconsideraban una especie avatares de Robin Hood; el joven anarquista inmortalizado que ha puesto nombre y apellido a tantas otras víctimas inocentes asesinadas por la injusta aplicación de la pena capital, dentro y fuera del franquismo; un proceso en general lamentable y cruel, en el que el monstruo moribundo del franquismo, rabioso tras recibir uno de sus últimos golpes mortales quiso cebarse con un joven que tuvo mala suerte de estar donde estuvo en el momento en que estuvo, una sentencia que quedaba demasiado grande para este caso; sin olvidar un polaco apátrida que resulto al final ser un alemán con mujer e hijos, que moría de igual modo en el mismo día y casi al mismo tiempo solo que unos kilómetros mas al sur, cuya vida y ejecución fue utilizada solamente para despistar y justificar tal injusticia y quizás lo peor de todo; una izquierda que no reaccionó a tiempo, que sólo veía la luz de su triunfo y que por "quedar bien" le dio poca importancia a la vida de un anarquista entonces todavía anónimo.

En fin, no quiero meterme si fueron legales o no las formas y actuaciones de este movimiento llamado MIL del que poco se y que al fin y a al cabo hace ya muchos años que es historia, ni quiero tampoco exponer la farsa del absurdo e irracional proceso, tomando como punto de partida esta triste historia, con estas líneas lo que pretendo es recordar a aquellas personas que fueron asesinadas injustamente durante los años de dictadura, no nos olvidemos que este caso fue solo la punta del iceberg de miles de ajusticiados inocentes y voy todavía mas allá al afirmar mi oposición a la pena de muerte, un arma de doble filo que si no se sabe aplicar o se aplica injustamente hace que la justicia se iguale al crimen, desear la reapertura del caso para al menos, tal vez un poco tarde, se clarifiquen y cimienten los hechos tal como sucedieron y lamentar todas las victimas de aquí y de allí, de ahora y de siempre a las que se les fue aplicada la sentencia mas cruel o la tortura por no ser o pensar como dicta la "orden".